Capítulo 5. (Primera parte)

Me desperté a las siete menos veinte de la mañana, antes de que el despertador sonase.
 Me levanté sin hacer ruido y fui al cuarto de baño, intentando no despertar a mi hermana. Me lavé la cara con agua helada para despejarme y la sequé con una toalla.Salí del baño y bajé las escaleras sigilosamente.
 En el salón no había nadie. Lo crucé y entré en la cocina. Vacía, también. Me preparé un vaso de leche. Lo bebí de un trago, y el líquido bajó por mi garganta dejándola ardiendo.
 Quedaban diez minutos para que el resto de la casa se levantase, así que me tumbé en el sofá del salón, cerré los ojos y pensé. Pensé en Jack. No pude sacarme su sonrisa de la cabeza hasta que unos pasos me despertaron. Ginny apareció por la puerta.
-Hola, Annabeth -dijo.
-Ginevra.
-¡No me llames así! -se quejó ella. Reí.
-¿Cómo quieres que te llame?
-Ginny, como siempre. Cualquier cosa menos Ginevra.
-A mí me gusta Ginevra -dije yo. Me encogí de hombros y la invité a sentarse a mi lado-. ¿Cómo has dormido?
-Muy bien, ¿y tú? ¡Te acostaste a las nueve!
-Lo sé -dije, riéndome -. Estaba muy cansada.
 Frunció el ceño.
-¿Qué te pasa? -preguntó.
-¿A mí? -dije, sorprendida-. Nada. ¿Y a ti?
-¡Nada!
-Pues igual -dije yo. Ella gruñó.
 Me levanté y me fui a mi habitación para preparar mi ropa del colegio.