No sé si pasaron minutos y horas, pero al cabo de un rato, el sonido de unos pasos me hizo alzar la vista.
Segundos más tarde, mi madre apareció en el umbral de la puerta.
Llevaba su larga melena rubia recogida en una coleta, En su piel morena se diferenciaban las marcas de las sábanas. Sus ojos, de un verde hierba, estaban entrecerrados por la luz. Era hermosa.
Al vernos, una radiante sonrisa se extendió por su rostro. Se acercó a mí con una mano extendida. Cuando llegó a mi lado, puso su mano sobre mi hombro.
-Buenos días, mamá -dije, sonriendo-. Feliz Navidad.
-Feliz Navidad, hija. ¿Te gusta el libro?
-Claro, me encanta. Gracias.
Sonrió. Quitó la mano de mi hombre y se acercó a mi hermana.
-Hola, Ginny, ¿te gustan los regalos?
-Mucho. ¿Por qué no abres los tuyos?
Mi madre asintió, sin quitar aún la sonrisa. Se aproximó al árbol y cogió los paquetes azules. Bajé la vista y continué leyendo.
El libro trataba sobre uno de mis temas preferidos: mitología griega y romana. Es un tema que me interesó desde que leí un libro parecido a este.
-¿Dónde está papá? -pregunté, pasados unos minutos.
-Durmiendo.
''Cómo no'', pensé.
-¿Le despierto ya? Son -miré el reloj- las nueve y media.
Sin esperar respuesta, me levanté y subí las escaleras hasta el tercer piso de la casa, donde estaba su dormitorio.
-¡Papá! -grité-. ¡Despierta, es tarde!
Me acerqué a su cama y le zarandeé hasta que abrió los ojos. Su pelo negro como el carbón brillaba con la luz que traspasaba las cortinas.
-¿Qué pasa, Annabeth?
-¡Es Navidad! ¡Levanta! -le dije-. Tienes que abrir tus regalos, papá.
Gruñó, lo que sirvió para que me echara a reír.
-¿Quieres que salte encima tuyo? -le pregunté, alzando las cejas.
Sin pensarlo dos veces, saltó de la cama. Solté una carcajada y él se me unió.
me encanta *-*
ResponderEliminarYa sabes por donde pasarte! alternativosandco.blogspot.com
Ahora me paso, cielo. <3
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