Entré en el salón, donde estaban los demás.
Al verme, Courtney se levantoó y se acercó a mí. Me agarró por los hombros y me miró a los ojos durante pocos segundos. Sonrió y me abrazó.
-Te quiero -me dijo.
-Y yo, Courtney.
Deshizo el abrazo y fuimos juntas adonde se hallaban los demás.
Parecían dispuestos a hacer como si no hubiera ocurrido nada, y yo tampoco quería hablar de ello.
Parecía mentira que ese fuese el último día que estuvimos todos juntos.
Una hora después, se marcharon. Mi hermana y mi padre subieron a sus habitaciones, mientras que yo me quedé con mi madre, recogiendo todo.
-¿Qué te parece la noticia? -le pregunté.
-Eso deberías preguntárselo a tu padre, Anna. Es su hermano el que se va, no el mío.
Me reí.
-Mamá, tú no tienes hermanos -sonrió-. Venga, ¿qué te ha parecido?
-Bueno, preferiría que se quedasen aquí, en Filadelfia, ¿sabes? Pero está bien. Lo que buscan es un poco de tranquilidad.
Continuamos recogiendo en silencio.
Cuando terminamos, subí a mi habitación y me desvestí. Me puse un pijama de pantalones negros y largos, y una camiseta de manga corta gris. Recogí mi cabello en un moño y me tumbé en mi cama a leer.
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